Con colores verdes, rojo, dorado, blanco y natural; "ángeles", "burros", bolas, arbolitos, estrellas y otros elementos se conjugan y demuestran la creatividad de artesanos para anunciar, a través de estas figuras, que llegó la navidad.
Las avenidas Winston Churchill y Coronel Rafael Tomás Fernández Domínguez (autopista de San Isidro) se "visten" de esos adornos que evocan el espíritu navideño.
"Vengan donde doña Elia, que los precios se mantienen igual al año pasado, porque la cosa no está fácil", es la expresión de una de las vendedoras de la avenida Winston Churchill, que busca motivar a los transeúntes que pasan frente a su "negocio".
Su mercancía luce vistosa, como la mayoría de las que se exhiben a todo lo largo y ancho de la transitada vía del Distrito Nacional.
Para quienes habitan en el municipio Este de la provincia Santo Domingo, en los últimos ocho años la pista de San Isidro, como le llaman sus munícipes, es el lugar que escogieron artesanos, la mayoría hermanos, para comercializar los adornos navideños.
Modesto Mejía (Nene) comanda el grupo de artesanos que dan forma al bejuco y a otras plantas tropicales hasta convertirlos en llamativas figuras navideñas.
Sus principales clientes son instituciones privadas y públicas, así como personas de clase media.
Las ventas aún están lentas, pero Mejía no se queja, asegura que la demanda de charamicos ha sido buena y "deja para los caramelos".
Igual opina doña Elia, quien señala que la demanda aumenta a partir del 15 de noviembre.
Los charamicos forman parte del folklore dominicano y se han convertido en un medio de vida de decenas de dominicanos y en una opción para engalanar los hogares y oficinas con un bajo presupuesto.
Bolas decorativas, burros solos y con carretas, conos, canastas, arbolitos, erizos, nacimientos completos, pesebres, todos de distintas formas y tamaño forman parte de la oferta para la decoración navideña.
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