miércoles, 6 de febrero de 2013

Etica del periodista por Randy Flores



1.- El derecho del pueblo a una información verídica: 

El pueblo y las personas tienen el derecho a recibir una imagen objetiva de la realidad por medio de una información precisa y completa, y de expresarse libremente a través de los diversos medios de difusión de la cultura y la comunicación.

2.- Adhesión del periodista a la realidad objetiva: 

La tarea primordial del periodista es la de servir el derecho a una información verídica y auténtica por la adhesión honesta a la realidad objetiva, situando conscientemente los hechos en su contexto adecuado.

3.- La responsabilidad social del periodista:

En el periodismo, la información se comprende como un bien social, y no como un simple producto. Esto significa que el periodista comparte la responsabilidad de la información transmitida. El periodista es, por tanto, responsable no sólo frente a los que dominan los medios de comunicación, sino, en último énfasis, frente al gran público,

5.- Acceso y participación del público: 

El carácter de la profesión exige, por otra parte, que el periodista favorezca el acceso del público a la información y la participación del público en los medios, lo cual incluye la obligación de la corrección o la rectificación y el derecho de respuesta.

6.- Respeto de la vida privada y de la dignidad del hombre:

El respeto del derecho de las personas a la vida privada y a la dignidad humana, en conformidad con las disposiciones del derecho internacional y nacional que conciernen a la protección de los derechos y a la reputación del otro, así como las leyes sobre la difamación, la calumnia, la injuria y la insinuación maliciosa, hacen parte integrante de las normas profesionales del periodista.

6.- La lengua española en la formación del periodista:


Las personas que han hecho un buen bachillerato —porque hay buenos bachilleratos y malos bachilleratos— sabrán escribir bien ya sean médicos, ingenieros de caminos, canales y puertos o periodistas. Las personas que no han hecho un buen bachillerato pueden, igualmente, acabar escribiendo bien, si hacen un sobreesfuerzo, cuando son adultos, por cubrir las lagunas que no cubrieron los maestros que tuvieron en la enseñanza de primaria y secundaria antes de la universidad. Eso yo lo pongo como punto de partida y creo que es indiscutible.

Por tanto, cada persona, cada periodista en este caso, que es la cuestión que nos interesa, tiene que saber, tiene que hacer un esfuerzo de reflexión personal, muy personal y autoestudiarse, evaluarse y ver si tuvo un buen bachillerato o si no tuvo un buen bachillerato. Es fácil de ver, porque solamente se trata de que vea cómo escribe y si comete muchas faltas de ortografía.

Un periodista va a realizar un trabajo extra de preocuparse, de mejorar, si no tiene un buen bachillerato y si tiene problemas con la lengua, su primera herramienta de trabajo. Lo digo una vez más, ¿por qué se va a preocupar, si la empresa no se lo exige? Si a la empresa le importa «un rábano», y perdonen por la expresión tan poco académica, esto es, que su periódico salga manchado y sucio, con faltas de ortografía, faltas de tipografía y de todo tipo; entonces mucha gente dirá: «yo qué necesidad tengo de ‘purificarme’ en el lenguaje».

Así hay empresas cuyo interés es vender periódicos como podían vender churros o zapatillas. Hay empresas que usan el periódico —en la teoría de la sinergia— para hacer otros negocios y entonces a esas empresas poderosas, que lo que les interesa es tener un periódico deportivo, un periódico económico, una televisión A, una televisión B, una emisora de radio A, una emisora de radio B, y hacer ediciones en América, en donde quiera que sea, en Europa.





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