SANTIAGO DE LOS CABALLEROS, SANTIAGO.- La Iglesia Católica afirmó que la crisis económica que abate el país a causa del déficit fiscal, se debe a la falta de prevención, el dispendio, la corrupción no castigada y la intención de muchos sectores de querer vivir como ricos del primer mundo.
Fija su punto de vista en el editorial del semanario Camino, que comenzó a circular este fin de semana en todas las parroquias y puestos de ventas de periódicos y revistas físicos.Apuntan los religiosos, que este estilo de gobierno ha traído a la nación los vientos desastrosos heredados.
Informó, que esta situación presagia lo peor, donde los anuncios de limitaciones y más estrecheces aturden y “roban la alegría de la población dominicana”.Señala, que “ya estamos sintiendo los efectos de la crisis, debido al déficit fiscal que es inmenso.
Manifiesta, “el Gobierno baraja muchas opciones para cubrir ese hueco jamás conocido en la historia dominicana”.Agrega, que la realidad está ahí y que nada “hacemos con ponernos a llorar y gastar nuestras energías en lamentos inútiles”.
Entiende, que “este callejón no tiene salidas”, agregó el editorialista, tras señalar que los que más pueden tienen que aceptar el sacrificio de adecuar sus estilos de vida a un país pobre.Recomienda, que desde el Estado tienen que darse señales claras de verdadera austeridad y no colar mosquitos para tragarse camellos.
Indicó que los privilegios que disfrutan algunos sectores deben ser eliminados.Indica, que Senadores y Diputados deben entender que llegó la hora de acompañar a este pueblo en la búsqueda de soluciones reales y no seguir propiciando paliativos a problemas sociales.Advierte, que “las dádivas lo que hacen es fomentar el paternalismo y el clientelismo y deben despojarse de los privilegios irritantes que disfrutan”.
Expone, que la carga impositiva no puede recaer sobre los más necesitados que siempre tienen que pagar los platos rotos.Recomienda, que esta situación difícil que atravesamos nos llama a fomentar la solidaridad, y recordar las hermosas palabras del siempre recordado padre Mateo Andrés.
No hay comentarios:
Publicar un comentario